Cuando hablamos de marcas generalmente juzgamos su valor estético, creativo y su pertinencia. En su desarrollo se busca primordialmente que la identidad esté en tono con la empresa que representa y que invite a soñar.  Lo novedoso nos captura y nos gusta el correcto balance entre la intriga y la claridad. Nos fijamos en la consistencia y la cohesión que presentan sus materiales, que la tipografía hable con una voz apropiada, que los colores nos pongan a tono, y que las imágenes se sientan parte del mismo mundo identitario.

En cada proyecto de identidad hay una gran labor de definición y control. Cada elemento visual dentro de un sistema de marca debe ser explicado en lo que llamamos “manual de identidad corporativa” (o “guía de uso de marca”, o “sistema de lineamientos gráficos”). No se puede imaginar un programa de identidad visual sin dejar claramente indicados todos los criterios que deben regir las decisiones gráficas para cada una de las muchas aplicaciones que conforman el complejo sistema de comunicación de una empresa o institución.

Gentileza: a!Diseño