Y por supuesto no estoy desconociendo que exista; claro que ciertos indicadores están afectando diferentes áreas de la economía. Como ha sido, es y será, por los siglos de los siglos. Nada nuevo en eso. Nada nuevo en quejarse. Si no es el precio del petróleo, es la corrupción; si no son los fenómenos naturales (mucha lluvia o nada de lluvia), es la disminución del gasto público; si no es el aumento del IVA, son los competidores más económicos; si no es la disminución del consumo en los hogares, es la devaluación; si no es el paro de transportes, es “la incertidumbre del mercado”. Póngale el nombre que quiera, siempre encontrará algo. Es la realidad en la que vivimos. Bienvenido a Latinoamérica.
De hecho hace poco documenté 30 maravillosas excusas para no vender, donde podrá encontrar aún más ideas para seguir justificando los pobres resultados y seguirse flagelando de la triste situación en la que se encuentra. Fantásticas ideas para intentar explicarle a su jefe por qué no está alcanzando los objetivos comerciales. Buena suerte con eso (la va a necesitar).
Aunque vivimos en un mundo convulsionado, (y lo mismo ha dicho cada generación desde hace décadas); no todo nos afecta de la misma manera.
Lo que afecta al mundo, no necesariamente afecta su país.
Lo que afecta su país, no necesariamente afecta su industria.
Lo que afecta su industria, no necesariamente afecta su compañía.
Lo que afecta su compañía, no necesariamente afecta su zona.
Lo que afecta su zona, no necesariamente afecta a su cliente.
Lo que afecta a su cliente, no necesariamente lo afecta a usted.
Pero aun si todo lo anterior lo afectara, si el panorama fuera oscuro y poco prometedor; cuenta con la más poderosa, invencible y subutilizada herramienta para superar el peor de los obstáculos: su actitud.
Y eso es una buena noticia, porque depende de usted.
Pero también es una mala noticia… porque depende de usted.
Si invirtiéramos la misma energía que utilizamos en quejarnos en buscar alternativas viables, los resultados serían muy diferentes. Tiene más control sobre su destino de lo que cree. Por ejemplo…
El mensaje es muy sencillo: Usted no decide lo que pasa a su alrededor, pero sí lo que hace al respecto. En serio, deje de quejarse y haga que las cosas pasen.