“Aquí me siento como en casa”, dice la diseñadora española Ágatha Ruiz de la Prada al hablar de Buenos Aires, ciudad de la que se declara fanática. Así lo demostró en su última visita, en agosto del año pasado, cuando inauguró una muestra en el Centro Cultural Recoleta, fue distinguida por la Legislatura de la ciudad de Buenos Aires y reconocida como embajadora por Distrito Buenos Aires Fashion & Arts (BAFA). En aquella ocasión, recorrió Tigre, se reunió con artistas y visitó las locaciones de la serie El Encargado. También se dio tiempo para presentar su biografía, Mi historia, donde conoció a Amalia “Yuyito” González quien, a su vez, generó un encuentro con el presidente Javier Milei en la residencia presidencial.
Hoy, Ágatha vuelve al país para presentar su exhibición Ágatha Ruiz de la Prada, 40 años de diseño y creatividad, una retrospectiva con 100 de sus trajes en La Usina del Arte (puede visitarse hasta el 6 de abril).
Más allá de sus 40 años de carrera y su pasión por el diseño, Ágatha Ruiz de la Prada pertenece al mundo de la aristocracia europea, por ser marquesa de Castelldosríus y baronesa de Santa Pau, dos títulos por los que debió pelear hasta ser reconocida.
Durante 30 años, además, estuvo en pareja con Pedro J. Ramírez, padre de sus dos hijos, exdirector del diario El Mundo y actual del diario digital El Español. Él es la persona a quien, desde su separación, la diseñadora menciona como “el innombrable”. “Su nombre no volverá a aparecer en este libro”, escribió Ágatha en su biografía. “No le quería hacer publicidad. Porque a él, en esta última etapa, no lo conoce ni el gato”, dijo.
–Conociste a mucha gente importante en tu vida y no necesariamente gracias a tu ex.
–Claro. Ten en cuenta que cuando yo era pequeña, el rey iba a vivir a casa de mis abuelos. O sea, que no es que yo he conocido a mucha gente con “el innombrable”, sino que así fue toda mi vida. Yo vivía puerta con puerta con los Garrigues Walker, que eran como los Kennedy españoles. De hecho Jacqueline Kennedy también vino; cuando yo era pequeña [Aristóteles] Onassis era el tío más impresionante del mundo. En mi libro ves la foto con Andy Warhol –de antes de conocer a “el innombrable”– porque yo expuse en la misma galería que él. La primera vez que vine a la Argentina hice un desfile y vino Mauricio Macri, que luego sería presidente. Después Milei. Y así con reyes, emperadores..
–Te presentaste ante los emperadores de Japón con un vestido hecho de papel.
–Fue en una fiesta en el Palacio Real de Madrid. Así como yo era muy fan suya, el rey (hoy emérito) era muy fan mío, así que me invitó. Le divirtió, le parecía que yo podría “dar la nota”. Así que fui con mis colores y un vestido hecho de papel. ¿Correcta? Correcta fui solamente con el Papa. Solo con él usé el negro. Porque hay cosas como la religión, con las que soy súper respetuosa.
“El mejor sitio en el mundo donde puedo estar es aquí, viendo cómo montan mi exhibición en Buenos Aires”, comenta Ágatha mientras intenta hacerse escuchar entre golpes y martilleos. Observa embelesada cómo acondicionan el lugar y elogia la limpieza de la Usina del Arte. Durante unas semanas en Buenos Aires paseará junto a Carminne Dodero por campos en Mar del Plata, asistirá al Teatro Colón, será parte del cumpleaños de Javier Iturrioz -curador de su muestra-, e invitada de honor en una comida en casa de Amalia Amoedo. “Vivo un gran momento. Nunca he tenido tanto trabajo como últimamente, ¡a mi edad! Tengo seis cuatro”.
-¿Cuántas veces te dijeron que tu ropa parecía la de un payaso?
–Al principio, muchísimo, pero gracias a Dios todo ha cambiado. Tal y cual repitiéndome a cada rato: “Esto no se lo puede poner nadie”. Y luego ahora mismo, entre todos ellos, soy la única que ha quedado, no queda nadie más.