Curiosamente el símbolo del murciélago, con su inconfundible color negro y la apertura de alas bien proporcionadas sobre un llamativo círculo rojo, casi rememorando a “El Hombre de Vitruvio” de Leonarno de Vinci, es lo que más ha cambiado en el rediseño de la marca por parte de BETC London. La decisión de volver a un visual más vintage, utilizando códigos ilustrativos del logo de 1931 en blanco y negro, ha conseguido posiblemente un símbolo más estético y de tendencia, pero menos icónico y perdurable.
Precisamente un icono es un signo gráfico que pretende huir de gustos o tendencias para que sea universalmente comprensible su significado y sea más fácil su identificación y asociación con algo/alguien, en éste caso la marca Bacardi. Una ilustración resta originalidad y propiedad, ya que es un recurso visual que tiene menor “memorabilidad” y esta abierto a gustos y tendencias. Es como si la marca Ferrari o Jaguar decidieran redefinir sus símbolos con una nueva interpretación ilustrativa… Personalmente creo que la ilustración puede ser un gran recurso visual de apoyo, pero más allá del logo.
La tipografía del logo sin embargo ha mejorado. También se ha redefinido con códigos gráficos más retro, pero ganando mucho en impacto por el cuerpo utilizado, la mayor condensación de sus letras, y la proporción con el símbolo en el conjunto del logo.
En todo caso, la marca Bacardi es uno de esos casos de éxito que a cualquier compañía le gustaría tener. Con un producto exitoso, un nombre sencillo, corto y de fácil pronunciación en inglés y en español, y con un logo icónico mundialmente conocido. Es impactante ver como la marca ha querido representar ese liderazgo en su campaña global, sin complejos, demostrando su carácter y el tesón que le ha hecho llegar a lo más alto durante tanto años sin separarse estratégicamente de ese “espíritu caribeño”, ese imaginario que ha trabajado durante décadas y que tan bien le ha posicionado. Una pena que posiblemente el cambio de marca haya pasado totalmente inadvertido…