a. La formación de las nuevas generaciones
Se remarcó la importancia de una educación que no se limite a lo técnico, sino que forme diseñadores capaces de leer su tiempo, con pensamiento crítico, sensibilidad social y apertura al cambio. El diseño debe ser una herramienta de transformación, y la formación debe cultivar en los estudiantes tanto el conocimiento como la conciencia.
b. Las instituciones en la jerarquización profesional y disciplinar
Las universidades y espacios académicos cumplen un rol central en la construcción de una identidad profesional sólida, promoviendo el intercambio, la ética, la excelencia y la colaboración interdisciplinaria. Son, además, responsables de visibilizar y legitimar el diseño como una disciplina con impacto cultural, económico y social.
c. La investigación y la agenda contemporánea
La investigación fue planteada como una vía indispensable para conectar el hacer con el pensar. Hoy más que nunca, el diseño necesita dialogar con los debates actuales: sostenibilidad, inclusión, innovación tecnológica y derechos humanos. La agenda contemporánea exige nuevas preguntas y metodologías que trasciendan lo meramente funcional o estético.
Mi reflexión final
Frente al avance de herramientas como la inteligencia artificial, creo que es fundamental construir un concepto claro y, sobre todo, crítico sobre su aplicación. La tecnología no debe sustituir la creatividad ni el pensamiento, sino potenciar el desarrollo de ideas conceptuales con verdadera impronta social. Para eso, es clave sostener una actitud de aprendizaje constante y una mirada ética que permita que el diseño siga siendo un acto de compromiso y de sentido.
Agradezco profundamente a la Universidad de Palermo por la invitación y por fomentar espacios de encuentro que enriquecen el pensamiento colectivo y proyectan el diseño hacia un futuro más consciente.