Debo confesar que tenía una columna escrita destinada a esta segunda entrega en Dopler, pero un amor me ha hecho cambiarla y publicar lo que está leyendo en éste momento, querido amigo lector.Se trata de un amor que viene desde la más tierna infancia. De esos amores que valen, que son profundos y para toda la vida. Y siempre se deben disculpar los cambios por un amor.

Se trata de mi amor a los comics, a las historietas. Desde chico ese tipo de narrativa me apasionó y me acompañó siempre. Las historias en cuadritos formaron parte del imaginario de mi niñez. Me enamoraron y fueron el motivo que me hicieron decidir estudiar y ser artista.

Esa pulsión me condujo nuevamente a atravesar la congestionada autopista Perito Moreno para ir nuevamente a Comicópolis, el evento que se ha convertido en el el encuentro más grande de comics en nuestro país, en un escenario monumental,  con las mejores comodidades para disfrutar de nuestros artistas y de algunos invitados extranjeros.

Es paradójico que en habiendo tantos soportes tecnológicos para disfrutar de las narrativas de la imagen,la  historieta en papel tiene gran cantidad de seguidores y adeptos. Como yo, miles de enamorados de los comics desfilaron del 17 al 20 se Septiembre de 2015 en lo que fue el tercer evento dedicado al “noveno arte” en el enorme predio de Tecnópolis.

Charlas, talleres, mesas redondas, exposiciones, firmas de autores, homenajes , entre otras actividades,  amén del cosplay que tantas selfies dispararon, constituyeron una constelación de eventos coronados por la visita de Art Spiegelman. Sin dudas, uno de los más famosos y reconocidos autores de comics del mundo.

Spiegelman es el autor entre otros relatos de “Maus” un comic de modesto dibujo pero de una magistral técnica narrativa, que se valió de metáforas visuales para representar los actores políticos y sociales del holocausto nazi con diferentes tipos de animales: judíos como ratones, alemanes como gatos y polacos no judíos como cerdos. Lejos de ser una estereotipada historieta, el célebre dibujante explora un modo particular de narrar el exterminio judío con recursos que van del documental a la autobiografía ilustrada.

Ha dicho que  “lo que está ocurriendo con la historieta es increíble. Nunca pensé que viviría para ver algo tan vital" y reflexiona "No me sentía así hace 30 años. La historieta era para los chicos y para personas muy estúpidas. Cuando era joven, si iba a un bar y una mujer me preguntaba que hacía, yo decía «soy diseñador gráfico»; incluso plomero. Pero una cosa que no decía es «dibujo historietas» porque no había forma de que esa persona pudiera estar interesada en vos. Eso ha cambiado. Ahora, los dibujantes son estrellas de rock & roll."

Y realmente era así, Art firmaba ejemplares en uno de los pabellones de Tecnópolis rodeado por un corralito perimetrado por personal de seguridad, y ante una cola de fans, como si fuera el mismísimo Mick Jagger.

Vinculada a ésta megaexposición se dió la muestra “Fragmentos”, en el porteño Palais de Glace que presentaba un conjunto de obras del historietista argentino José Muñoz, producidas entre 1974 y 2015. Muñoz, radicado en Europa desde hace más de 40 años,  ha creado sus éxitos más importantes junto a su compatriota guionista Carlos Sampayo, obteniendo reconocimientos en Europa y Estados Unidos, con exposiciones en Bélgica, Francia, Italia y Portugal.

El recorrido por las 200 obras de esa exposición exalta el placer de ver en forma directa los originales de cientos de comics e ilustraciones que muestran los secretos de cocina propios de su hechura.

Anotaciones del dibujante, retoques en témpera, arrugas que revelan premura o un exagerado borrado de las líneas de un primer plantado del dibujo, son huellas que traslucen la humanidad y el gesto vivo del artista antes que la obra se reproduzca industrialmente.

Con menos marketing y seguidores que identifiquen su figura, pero con el acompañamiento de muchos comiqueros de paladar negro, José Muñoz dió una charla junto a Juan Saenz Valiente y Cacho Mandrafina en uno de los auditorios de Tecnópolis sobre la figura de los detectives en los comics, demostrando grandes conocimientos de literatura y una amplia visión de las sociedades actuales.

Desde fanzineros que hacen sus primera armas, hasta artistas nacionales consagrados como Liniers, Agrimbau, Saracino, Leo Arias, Tute, entre otros y variados representantes latinoamericanos y europeos transitaron las luces de esta nueva edición de Comicópolis con originales propuestas y muestras temáticas.

Todo un logro que acalla las voces que declaraban la muerte de la historieta como disciplina artística, noqueada por otras formas narrativas. Sin dudas el género se reinventa desde la Reina del Plata y aparece para luchar contra nevadas mortales como el emblemático Eternauta.

 

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